Boterismo: la historia detrás del artista

“Boterismo”, así se le conoce al estilo del pintor colombiano Fernando Botero, quien considera este término un halago y un reconocimiento de su identidad, pues como él mismo lo señaló en una entrevista: “Boticelli pintó Boticellis toda su vida”.
 

Si el nombre de Botero no te es familiar, seguramente reconocerás las figuras de gran volumen que se han convertido en su carta de presentación (los gordos de Botero) y que, de acuerdo con el propio artista, pinta así para crear campos de color.

Además de las figuras voluminosas, el artista que el año pasado cumplió nueve décadas, también se ha convertido en un referente del arte latinoamericano, pues muchas de sus obras reflejan escenas que él mismo describe como “costumbristas y pintorescas”.

Toda aventura comienza con un fracaso

En 1944 (nació en Medellín, Colombia, el 19 de abril de 1932) Fernando Botero descubrió su pasión de una manera inesperada. Con el sueño de convertirse en torero, intentó su suerte en la plaza de La Macarena de Medellín, pero después de tener un mal encuentro con un toro decidió dejarlo. Fue después de esto que realizó su primera obra. Se podría decir que al mismo tiempo que dejó ir un sueño, otro más comenzó a formarse.

Sus primeros trabajos artísticos se dieron pocos años después, cuando comenzó a realizar ilustraciones para El Colombiano, un periódico local, cuando aún estaba en la preparatoria. De 1952 a 1955 el joven colombiano viajó a Europa con el dinero que sacó de la venta de sus obras y recibió por primera vez educación formal como artista, primero en la Real Academia de Arte de San Fernando en Madrid y después en la Academia de San Marcos, en Florencia. Fue aquí donde descubrió el renacimiento italiano y nombres como Piero della Francesca, Paolo Uccello y Tiziano.

Luego de una exposición fallida en Bogotá, Fernando se mudó, junto con su esposa, a la Ciudad de México, donde nació su primer hijo, Fernando. Rufino Tamayo se convirtió en una de sus influencias durante este periodo. La pareja tuvo dos hijos más antes de separarse en 1960, año en el que el pintor decidió irse a vivir a Nueva York. Aunque en ese momento tenía problemas económicos, pues los gustos del público eran más abstractos que figurativos, no pasó mucho tiempo antes de que el joven artista comenzara a gozar de fama y estabilidad económica. 

Colombia de Botero

Aunque ha vivido en distintas ciudades alrededor del mundo y actualmente reside en Europa, la realidad es que Colombia siempre será el hogar de Botero y sus ciudades su galería predilecta.

  • Medellín: Esta es la ciudad de Fernando Botero. Aquí no sólo se puede encontrar gran parte de su producción pictórica (dentro del Museo de Antioquía), sino que incluso existe un espacio abierto al público, nombrado la Plaza Botero con una colección de 23 de sus esculturas monumentales más famosas.
  • Cartagena de Indias: En la plaza de la Iglesia y Convento de Santo Domingo se puede encontrar la figura de “La Gorda Gertrudis” (o su nombre oficial “Figura Reclinada 92”). Poco después de que llegara a la ciudad colombiana en el año 2000, surgió la leyenda de que quién toque sus pechos tendría buena suerte en el amor (por lo que ahora brillan más que el resto de la escultura).

“Una de las características que debe de tener un artista es tener la capacidad de crear un mundo. Uno no puede pensar en la España del siglo XVIII sin pensar en Goya”

Fernando Botero

Dos obras de Botero que debes de conocer (y una para conocerlo)

“Una Familia”

Esta obra de 1972 que muestra a un padre, una madre y sus tres hijos posando ante un paisaje lleno de árboles, se vendió en 2011 por 1.4 millones de dólares durante una subasta de arte latinoamericano, realizada por la casa de subastas Sotheby’s.

“El Pájaro de la Paz”

Esta escultura es especial, pues se trata de un homenaje a víctimas de un ataque terrorista en la Plaza de San Antonio en Medellín, donde murieron una veintena de personas y la escultura de Botero “El Pájaro” fue dañada. El artista se negó a retirar la dañada y en cambio creó otra idéntica que en el año 2000 se instaló junto a la primera y en cuyo pedestal se pueden leer los nombres de las víctimas.

“Botero”

Sus pinturas y esculturas no son la única manera de conocer a Fernando Botero, también existe un documental. “Botero” hace un recorrido por la vida y obra del pintor colombiano en 82 minutos y está narrado en la voz de sus hijos (su hija Lina es la productora) y algunos de sus allegados.

Compartir

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Suscríbete
Aquí

Estás a un click de comenzar a recibir Arteando

 

Recibe Noticias

 

Arte para los inexpertos